Alrededor de cuatro centurias habrán transcurrido desde que
el árbol Garoé fuese arrancado de la tierra hasta la inauguración de la central
hidroeólica Gorona del Viento. Las grandes hojas de aquel árbol, sagrado
para los antiguos habitantes de la isla de El Hierro (los bimbaches), servían
para captar el agua de niebla y, en definitiva, amamantar a todo un pueblo.
Desde hoy, cuando comience a funcionar Gorona del Viento, serán cinco garoés, cinco
grandes aerogeneradores, los que suministren electricidad a los hogares y
empresas de la más occidental de las Canarias. En unos años, El Hierro se
convertirá en la primera isla cien por cien «renovable»: será la fuerza del
viento la que permitirá satisfacer íntegramente su demanda energética.
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Depósito de la Central Hidroeléctrica de El Hierro. / EFE |
De entrada, cuando arranquen hoy los motores, la central
hidroeólica cubrirá el 10% de las necesidades del sistema insular. El
objetivo es que ese 10% inicial sea ya hacia final de año entre un 70 y un
80%. Más adelante, los cinco aerogeneradores, de 2,3 megavatios de potencia
cada uno, y la planta hidroeléctrica (las estaciones desaladora y de bombeo y
dos grandes depósitos de agua completan las instalaciones) harán de El
Hierro la primera isla capaz de autoabastecerse plenamente de energías
renovables. En otras palabras, tendrá disposición para decir adiós a los
combustibles fósiles, con los consiguientes beneficios medioambientales, pero
también económicos.
Gorona del Viento, una vez a pleno rendimiento, ahorrará a
la atmósfera las repercusiones de un consumo anual de 6.000 toneladas de
diésel, es decir, el equivalente a entre 40.000 y 43.000 barriles de
petróleo al año. Barriles de petróleo que El Hierro ha de importar, de modo que
ese ahorro será también de fondos públicos. De momento, eso sí, la central
diésel seguirá en funcionamiento, en los próximos meses para garantizar el
suministro en caso de cualquier eventualidad (la central hidroeólica es pionera
y, por tanto, está sujeta a imprevistos) y, en adelante, solo para aquellas
remotas circunstancias en las que el viento (o el agua) no sea el suficiente
para transmitir energía al sistema. En resumen, cuando la isla sea cien por
cien «verde» o renovable, las emisiones de dióxido de carbono se reducirán en
alrededor de 18.700 toneladas cada año. Asimismo se evitarán emisiones
anuales de cien toneladas de dióxido de azufre y de otras 400 de óxido de
nitrógeno. Para entender mejor estas cifras basta con apuntar que Gorona del
Viento ahorrará a la salud del planeta la contaminación que generaría un
autobús que recorriese 600 millones de kilómetros.
Fuente: ABC
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