domingo, 12 de abril de 2015

El aire del desierto

Egipto vive momentos de incertidumbre, con cambios en el panorama político sucediéndose a una velocidad de vértigo. Un viento fresco que no sólo sopla en el ámbito de la política. También lo hace sobre las costas del Mediterráneo y del Mar Rojo. El país registra progresos en el aprovechamiento de sus condiciones climáticas: Egipto pretende abandonar las fuentes de energía fósiles para generar en el futuro mucha más electricidad a partir del sol y del viento. El objetivo es producir hasta un 20% de la electricidad a través de energías regenerativas en el horizonte de 2020. Los expertos creen que los recientes acontecimientos políticos no deberían alterar dichos planes.

Parque eólico de Zafarana (Egipto) / DW
Pero a Egipto le queda mucho trabajo por delante para alcanzar su ambicioso objetivo: hasta ahora, la mayor parte de la electricidad que consumen los egipcios procede de fuentes de energía fósiles. Dado que el país dispone de un número reducido de yacimientos de gas y petróleo, el uso de fuentes de energía fósiles no sólo supone una enorme carga para el medio ambiente, sino también para las finanzas públicas: "hasta ahora, el gran potencial para el uso de energías regenerativas en el norte de África apenas sí se aprovecha", explica Andree Böhling, de Greenpeace. Una circunstancia que hay que achacar a los elevados costes que supone la adquisición de instalaciones solares o eólicas.

Los primeros proyectos piloto ya están en marcha en Egipto. Iniciativas que cuentan con financiación procedente del Norte. El parque eólico de Zafarana, a unos 120 kilómetros al sur de Suez, pasa por ser el mayor complejo de energía eólica de África, suministrando a la red 1.400 gigavatios-hora anuales. La costa del Mar Rojo es uno de los mejores lugares del mundo para la explotación de la energía eólica. En su conjunto, Egipto dispone de un potencial de hasta 20.000 megavatios, correspondiente a la capacidad de 16 centrales nucleares. El parque eólico de Zafarana cuenta con la financiación, entre otros, del alemán Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW, por las siglas en alemán). "Hay más proyectos en marcha", explica Charis Pöthig, del KfW: "tenemos ya un acuerdo con el gobierno para construir un nuevo parque en Gabal el-Zeit".

No sólo Egipto, sino el norte de África en su conjunto, afronta un reto en materia de política energética. El crecimiento de la población es enorme y la industrialización avanza, con el consiguiente aumento de la demanda de energía. Cada país reacciona de forma completamente diferente a dicho reto: países como Argelia, que disponen de reservas propias de gas y petróleo, acostumbran a subvencionarlas para que los precios se mantengan bajos. La víctima de esta política es el medio ambiente. "Por desgracia, muchos países norteafricanos siguen intentando contrarrestar su escasez de energía con centrales térmicas de carbón y centrales nucleares", explica Böhling, de Greenpeace.




Fuente: DW


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