jueves, 30 de abril de 2015

Los molinos de Holanda

La energía eólica lleva utilizándose en Holanda casi desde los inicios del país. Los molinos aprovechaban la energía del viento para drenar humedales, serrar madera para los edificios, moler grano para alimentar a la población y muchos otros usos industriales. Es algo que no ha cambiado con el paso del tiempo, aunque sí lo haya hecho el tipo de energía eólica utilizada actualmente. Ya no son molinos de madera o piedra los que producen la electricidad que necesita un país moderno como Holanda, sino modernas turbinas eólicas.

Molinos de Kinderdijk. / TURISMO EN FOTOS
En Holanda, la energía eólica se incluye dentro de las Renovables. El país es líder en este sector, desde los primeros molinos de viento que proporcionaban una alternativa a los molinos hidráulicos típicos de la época, hasta las modernas turbinas que aprovechan la energía eólica en tierra y mar. En el año 2009 las turbinas eólicas terrestres de Holanda, sobre todo en el norte del país, generaron casi 2.000 megavatios. En el mar, sus dos parques eólicos generan unos 250 megavatios. En comparación, una central termoeléctrica de carbón normal produce entre 600 y 700 megavatios.

Holanda es el lugar por antonomasia donde experimentar el poder del viento en carne propia. Con más de 1.000 molinos de viento históricos y numerosas turbinas eólicas modernas repartidos por todo el país, ofrece una oportunidad única para estudiar tanto la historia de este tipo de energía como el futuro del sector. Aunque los nuevos ‘molinos de viento’ son altamente sostenibles, los antiguos mantienen un carácter tan romántico y nostálgico que en Schiedam, donde aún quedan cinco molinos históricos, se construyó una turbina eólica nueva de manera que pareciese uno de ellos.



Fuente: Holland.com

domingo, 26 de abril de 2015

El Hierro: primera isla renovable

Alrededor de cuatro centurias habrán transcurrido desde que el árbol Garoé fuese arrancado de la tierra hasta la inauguración de la central hidroeólica Gorona del Viento. Las grandes hojas de aquel árbol, sagrado para los antiguos habitantes de la isla de El Hierro (los bimbaches), servían para captar el agua de niebla y, en definitiva, amamantar a todo un pueblo. Desde hoy, cuando comience a funcionar Gorona del Viento, serán cinco garoés, cinco grandes aerogeneradores, los que suministren electricidad a los hogares y empresas de la más occidental de las Canarias. En unos años, El Hierro se convertirá en la primera isla cien por cien «renovable»: será la fuerza del viento la que permitirá satisfacer íntegramente su demanda energética.

Depósito de la Central Hidroeléctrica de El Hierro. / EFE
De entrada, cuando arranquen hoy los motores, la central hidroeólica cubrirá el 10% de las necesidades del sistema insular. El objetivo es que ese 10% inicial sea ya hacia final de año entre un 70 y un 80%. Más adelante, los cinco aerogeneradores, de 2,3 megavatios de potencia cada uno, y la planta hidroeléctrica (las estaciones desaladora y de bombeo y dos grandes depósitos de agua completan las instalaciones) harán de El Hierro la primera isla capaz de autoabastecerse plenamente de energías renovables. En otras palabras, tendrá disposición para decir adiós a los combustibles fósiles, con los consiguientes beneficios medioambientales, pero también económicos.

Gorona del Viento, una vez a pleno rendimiento, ahorrará a la atmósfera las repercusiones de un consumo anual de 6.000 toneladas de diésel, es decir, el equivalente a entre 40.000 y 43.000 barriles de petróleo al año. Barriles de petróleo que El Hierro ha de importar, de modo que ese ahorro será también de fondos públicos. De momento, eso sí, la central diésel seguirá en funcionamiento, en los próximos meses para garantizar el suministro en caso de cualquier eventualidad (la central hidroeólica es pionera y, por tanto, está sujeta a imprevistos) y, en adelante, solo para aquellas remotas circunstancias en las que el viento (o el agua) no sea el suficiente para transmitir energía al sistema. En resumen, cuando la isla sea cien por cien «verde» o renovable, las emisiones de dióxido de carbono se reducirán en alrededor de 18.700 toneladas cada año. Asimismo se evitarán emisiones anuales de cien toneladas de dióxido de azufre y de otras 400 de óxido de nitrógeno. Para entender mejor estas cifras basta con apuntar que Gorona del Viento ahorrará a la salud del planeta la contaminación que generaría un autobús que recorriese 600 millones de kilómetros.



Fuente: ABC

jueves, 16 de abril de 2015

La fantasía de la energía verde

Australia no es más que la más reciente proa del barco hundido que nos advierte de que nos alejemos del traicionero camino de los mandatos, impuestos y subvenciones para energías verdes. Otros ejemplos serían los de Alemania, España e Italia. A principios de este mes, Reuters informaba del colapso del mercado australiano de la energía eólica. El gobierno del Partido Liberal de este país está cerrando el grifo de las subvenciones al sector de las energías renovables. Sin esas subvenciones, el interés de los inversores se evapora. Tanto afirmar que las tecnologías solar y eólica ya son competitivas…

Paisaje australiano con aerogeneradores. / MUNDO SOLAR
En Estados Unidos, ya tuvimos un anticipo de lo que le sucede a la energía eólica cuando de pronto se queda sin subvenciones. El anunciado fin del Crédito Fiscal para la Producción (PTC) el 31 de diciembre de 2012 secó de tal manera el caudal de las inversiones que incluso a pesar de que el PTC se reinstauró con carácter retroactivo apenas unas semanas después de su expiración, en todo Estados Unidos sólo se instaló un aerogenerador durante los seis primeros meses de 2013. Como suele ocurrir casi siempre, los costos de estas restricciones se minimizaron mientras se consideraba la propuesta. Sin embargo, las leyes de la ciencia y la economía no se pueden eliminar mediante legislación, de modo que sus inevitables costos pronto se hicieron patentes. El programa condujo a un aumento significativo del precio de la electricidad y los votantes australianos no estuvieron muy contentos al ver que los habían engañado.

Los australianos, como la mayoría de personas de todo el mundo, están más preocupados por aumentar el crecimiento económico, el empleo y tener una energía asequible que por adoptar planes costosos aunque ineficaces destinados a abordar un problema que ocupa una baja posición en su lista de prioridades. Y ciertamente, así sucede también en Estados Unidos. Las personas que en su momento se asustaron por las terroríficas predicciones de huracanes y otros sucesos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes han visto que esas visiones no se materializan. No resulta sorprendente, por tanto, que ya no estén tan nerviosos por las advertencias de un aumento del nivel del mar de cuatro o cinco centímetros o de unas tardes más cálidas en una fracción de grado de aquí a cien años. Además, ninguna de las normativas de “salvación del clima” propuestas puede ofrecer una corrección que vaya más allá de algún centímetro o fracción de grado.

Sume Australia a la lista de países que se está enfrentando a la realidad después de ver cómo se viene abajo su fantasía de la energía verde. Alemania está recortando las subvenciones verdes y construyendo nuevas centrales térmicas alimentadas por carbón para ayudar a detener el aumento desorbitado del costo de la electricidad (tres veces el costo que tiene en Estados Unidos), que amenaza a su sector industrial. España e Italia también han recortado sus normativas sobre las energías renovables, que contribuyeron a que se sumieran en una crisis financiera.




Fuente: Libertad.org

domingo, 12 de abril de 2015

El aire del desierto

Egipto vive momentos de incertidumbre, con cambios en el panorama político sucediéndose a una velocidad de vértigo. Un viento fresco que no sólo sopla en el ámbito de la política. También lo hace sobre las costas del Mediterráneo y del Mar Rojo. El país registra progresos en el aprovechamiento de sus condiciones climáticas: Egipto pretende abandonar las fuentes de energía fósiles para generar en el futuro mucha más electricidad a partir del sol y del viento. El objetivo es producir hasta un 20% de la electricidad a través de energías regenerativas en el horizonte de 2020. Los expertos creen que los recientes acontecimientos políticos no deberían alterar dichos planes.

Parque eólico de Zafarana (Egipto) / DW
Pero a Egipto le queda mucho trabajo por delante para alcanzar su ambicioso objetivo: hasta ahora, la mayor parte de la electricidad que consumen los egipcios procede de fuentes de energía fósiles. Dado que el país dispone de un número reducido de yacimientos de gas y petróleo, el uso de fuentes de energía fósiles no sólo supone una enorme carga para el medio ambiente, sino también para las finanzas públicas: "hasta ahora, el gran potencial para el uso de energías regenerativas en el norte de África apenas sí se aprovecha", explica Andree Böhling, de Greenpeace. Una circunstancia que hay que achacar a los elevados costes que supone la adquisición de instalaciones solares o eólicas.

Los primeros proyectos piloto ya están en marcha en Egipto. Iniciativas que cuentan con financiación procedente del Norte. El parque eólico de Zafarana, a unos 120 kilómetros al sur de Suez, pasa por ser el mayor complejo de energía eólica de África, suministrando a la red 1.400 gigavatios-hora anuales. La costa del Mar Rojo es uno de los mejores lugares del mundo para la explotación de la energía eólica. En su conjunto, Egipto dispone de un potencial de hasta 20.000 megavatios, correspondiente a la capacidad de 16 centrales nucleares. El parque eólico de Zafarana cuenta con la financiación, entre otros, del alemán Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW, por las siglas en alemán). "Hay más proyectos en marcha", explica Charis Pöthig, del KfW: "tenemos ya un acuerdo con el gobierno para construir un nuevo parque en Gabal el-Zeit".

No sólo Egipto, sino el norte de África en su conjunto, afronta un reto en materia de política energética. El crecimiento de la población es enorme y la industrialización avanza, con el consiguiente aumento de la demanda de energía. Cada país reacciona de forma completamente diferente a dicho reto: países como Argelia, que disponen de reservas propias de gas y petróleo, acostumbran a subvencionarlas para que los precios se mantengan bajos. La víctima de esta política es el medio ambiente. "Por desgracia, muchos países norteafricanos siguen intentando contrarrestar su escasez de energía con centrales térmicas de carbón y centrales nucleares", explica Böhling, de Greenpeace.




Fuente: DW


viernes, 27 de marzo de 2015

Eólica alemana

Ante las consecuencias del cambio climático (deshielo acelerado de los casquetes polares, especies en extinción, etc.), insistentemente descritas por los científicos, y visto el constante aumento del consumo de combustibles fósiles en todo el mundo, las alternativas renovables y respetuosas con el clima adquieren importancia creciente. El viento, el agua, el sol, la biomasa y la geotermia son inagotables y no producen emisiones nocivas para el clima. En Alemania el porcentaje de las energías renovables en el consumo total de energía ya se eleva a más del 10%. Con cerca del 14% de la potencia eólica mundial, Alemania es, por detrás de China y los EE.UU., el tercer país productor de energía eólica del mundo. La Iniciativa Offshore europea en el Mar del Norte, que agrupa a Alemania y otros ocho Estados miembros de la UE, ofrece nuevos potenciales en el uso de la energía eólica. En fotovoltaica Alemania incluso fue en 2010 líder mundial con una potencia total instalada de 17.300 megavatios, por delante de España y Japón. La iniciativa Desertec, patrocinada en gran medida por consorcios alemanes, es otra gran inversión europea en tecnología energética sostenible. Según lo previsto, la energía generada por las plantas solares de Desertec instaladas en el norte de África cubrirá para 2050 cerca del 15% de la demanda eléctrica de Europa.

Aerogenerador junto a la bandera. / REVE
Las condiciones para el desarrollo de la energía eólica en Alemania son mejores que nunca. Después de la catástrofe nuclear en Japón en 2011 ya no hay futuro para este tipo de recurso energético. La energía eólica tiene un papel clave en la búsqueda de alternativas para garantizar un suministro eléctrico, que sean respetuosas con el clima y cuyo coste sea soportable.

A finales del año 2012, la capacidad eólica total instalada llegó a unos 31.300 megavatios. Sobre todo en el centro y en el sur de la república existe un gran potencial para una mayor ampliación de estas capacidades. La actualización de la ley de energías renovables a partir de enero de 2012, los precios algo menores de los aerogeneradores y los avances en la técnica eólica permiten encontrar cada vez más emplazamientos en el interior del país. 

Gracias a los aerogeneradores de alto rendimiento sobre torres con una altura de buje de 100 metros y más, ahora es posible en muchos lugares construir parques eólicos en medio de un bosque y explotarlos de manera rentable. Además, cada vez más gente en diferentes zonas del país comprenden las ventajas que ofrece la energía eólica. Los ingresos en concepto de arrendamiento e impuestos de actividades económicas para las administraciones públicas, los impulsos para las economías locales, un abastecimiento energético con futuro y la buena imagen que se gana por contribuir a la protección del clima son cada vez más importantes en los procesos de decisión para calificar unos terrenos como preferentes.




Fuentes:

jueves, 19 de marzo de 2015

Funcionamiento

Un aerogenerador es una aeroturbina (turbina que utiliza el aire para su accionamiento) utilizada para hacer funcionar un generador eléctrico. Su función es convertir la energía cinética del viento en energía eléctrica. Existen diferentes tipos de aerogeneradores pero los más utilizados, y también los más eficientes, son los llamados «tri-palas de eje horizontal».

Aerogenerador e el estado de Oaxaca (México). / REVE
La mayoría de turbinas genera electricidad desde que el viento logra una velocidad de entre 3 y 4 metros por segundo, genera una potencia máxima de 15 metros por segundo y se desconecta para prevenir daños cuando hay tormentas con vientos que soplan a velocidades medias superiores a 25 metros por segundo durante un intervalo temporal de 10 minutos.

Los aerogeneradores empiezan a funcionar cuando el viento alcanza una velocidad de 3 a 4 metros por segundo, y llega a la máxima producción de electricidad con un viento de unos 13 a 14 metros por segundo. Si el viento es muy fuerte, por ejemplo de 25 metros por segundo como velocidad media durante 10 minutos, los aerogeneradores se paran por motivos de seguridad.

El viento pasa sobre las aspas del aerogenerador y provoca una fuerza giratoria. Las palas hacen rodar un eje que hay dentro de la góndola, que entra a una caja de cambios. La caja de cambios incrementa la velocidad de rotación del eje proveniente del rotor e impulsa el generador que utiliza campos magnéticos para convertir la energía rotacional en energía eléctrica. Casi todos los aerogeneradores están formados por palas que rotan alrededor de un centro horizontal. El centro está conectado a una caja de cambios y a un generador, que están situados en el interior de la góndola. La góndola es la parte más grande que hay en lo alto de la torre, donde se concentran todos los componentes mecánicos y la mayor parte de los componentes eléctricos.

La mayoría de turbinas tienen tres palas que se encaran hacia el viento. El viento hace rodar las palas, que hacen girar el eje, y esto se conecta al generador, que convierte el movimiento en electricidad. Un generador es, pues, una máquina que produce energía eléctrica a partir de energía mecánica, justo lo contrario que un motor eléctrico. La energía del generador, de 690 voltios, pasa por un transformador para adaptarla al voltaje necesario de la red de distribución, generalmente de entre 20 y 132 kilovoltios. Las redes regionales de distribución eléctrica reparten la energía por todo el país, tanto para hogares como negocios.




Fuente: ABC

jueves, 12 de marzo de 2015

Energía eólica en EEUU

La energía eólica se hace mayor en Estados Unidos, y por ello enfrenta ahora el reto de avanzar sin los generosos subsidios federales que expiraron a finales de 2013 y ante el "boom" energético de la fractura hidráulica. La capacidad instalada de energía eólica ha crecido notablemente en la última década en Estados Unidos, y se espera que en 2014 alcance los 66.000 megavatios. En la actualidad, supone algo más del 4 % de la producción eléctrica en todo el país, y el Departamento de Energía espera que supere el 5 % en 2015. Solo en 2013, se iniciaron la construcción de proyectos eólicos que generarán 12.000 megavatios más, un récord para esta energía renovable, según datos de la America Wind Energy Association (AWEA, por sus siglas en inglés). A la cabeza están los estados del sur y el medioeste como Texas, Iowa, Dakota del Norte, Michigan y Kansas, explicó a Efe Lindsay North, portavoz del AWEA.

Parque eólico del Condado Comanche, Texas. / REVE
Sin embargo, esta consolidación como fuente de energía venía en gran medida alimentada por los generosos subsidios federales, especialmente el conocido Crédito Fiscal de Producción (PTC, en inglés) que expiró a finales del año pasado y ofrecía un descuento de 2,3 centavos de dólar por kilovatio/hora producido durante los primeros diez años de operaciones. "El sector de la energía eólica ya ha crecido. Es razonable preguntarse si merece un subsidio tan cuantioso", afirmó Michael Webber, del Energy Institute de la University of Texas en Austin.

Para las empresas, la supresión de este tipo de respaldo federal, lanzado como parte del impulso del gobierno estadounidense para doblar la producción de electricidad originada por energías renovables, supone un obstáculo. Es el caso de la española Gamesa, con presencia en EE.UU desde 2005 y que este mes anunció el cierre de una planta de producción de palas de turbinas en Pensilvania, como parte de una modificación de la estrategia de cadenas de suministro y en respuesta a la incertidumbre sobre si los incentivos fiscales desaparecerán o disminuirán. "Este cambio nos permitirá mantener el coste de la energía bajo para nuestros clientes, de modo que esta optimización del suministro nos ayudará a prepararnos además para un mercado estadounidense sin el crédito fiscal", apuntó a Efe Frank Fuselier, portavoz de la compañía en EE.UU.

A este proceso de madurez se suma el reciente "boom" experimentado en Estados Unidos como consecuencia del despegue del sistema de fractura hidráulica, que ha impulsado la producción y utilización doméstica para generar electricidad de petróleo y, sobre todo, gas que reduce en mayor medida las emisiones de contaminantes. Este método ha permitido abaratar notablemente los costes energéticos y amenaza con desbancar los esfuerzos y recursos dedicados a la inversiones en energías limpias como la solar o la eólica. Solo en 2012, la producción de electricidad originada por gas natural creció diez veces más que la que tenía como origen el viento, de acuerdo a datos oficiales de EE.UU.

En la actualidad hay proyectos eólicos en construcción en más de 30 estados en todo el país. Las autoridades están trabajando además en el desarrollo de tecnología para la producción de energía eólica costas afuera, que ya se ha iniciado de manera experimental en la costa este; y que este mes inició el primer proyecto en la costa oeste, en Oregón. El ambicioso objetivo marcado por Washington es conseguir que para 2030 el 20 % de la electricidad en EE.UU tenga como origen la fuerza del viento, y el 4 % de ella provenga de plantas eólicas costas afuera.




Fuente: EL PAÍS