La energía eólica se hace mayor en Estados Unidos, y por
ello enfrenta ahora el reto de avanzar sin los generosos subsidios federales
que expiraron a finales de 2013 y ante el "boom" energético de la
fractura hidráulica. La capacidad instalada de energía eólica ha crecido
notablemente en la última década en Estados Unidos, y se espera que en 2014
alcance los 66.000 megavatios. En la actualidad, supone algo más del 4 % de la
producción eléctrica en todo el país, y el Departamento de Energía espera que
supere el 5 % en 2015. Solo en 2013, se iniciaron la construcción de proyectos
eólicos que generarán 12.000 megavatios más, un récord para esta energía
renovable, según datos de la America Wind Energy Association (AWEA, por sus
siglas en inglés). A la cabeza están los estados del sur y el medioeste como
Texas, Iowa, Dakota del Norte, Michigan y Kansas, explicó a Efe Lindsay North,
portavoz del AWEA.
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Parque eólico del Condado Comanche, Texas. / REVE |
Sin embargo, esta consolidación como fuente de energía venía
en gran medida alimentada por los generosos subsidios federales, especialmente
el conocido Crédito Fiscal de Producción (PTC, en inglés) que expiró a finales
del año pasado y ofrecía un descuento de 2,3 centavos de dólar por
kilovatio/hora producido durante los primeros diez años de operaciones. "El sector de la energía eólica ya ha crecido. Es
razonable preguntarse si merece un subsidio tan cuantioso", afirmó Michael
Webber, del Energy Institute de la University of Texas en Austin.
Para las empresas, la supresión de este tipo de respaldo
federal, lanzado como parte del impulso del gobierno estadounidense para doblar
la producción de electricidad originada por energías renovables, supone un
obstáculo. Es el caso de la española Gamesa, con presencia en EE.UU
desde 2005 y que este mes anunció el cierre de una planta de producción de
palas de turbinas en Pensilvania, como parte de una modificación de la
estrategia de cadenas de suministro y en respuesta a la incertidumbre sobre si
los incentivos fiscales desaparecerán o disminuirán. "Este cambio nos permitirá mantener el coste de la
energía bajo para nuestros clientes, de modo que esta optimización del
suministro nos ayudará a prepararnos además para un mercado estadounidense sin
el crédito fiscal", apuntó a Efe Frank Fuselier, portavoz de la compañía
en EE.UU.
A este proceso de madurez se suma el reciente
"boom" experimentado en Estados Unidos como consecuencia del despegue
del sistema de fractura hidráulica, que ha impulsado la producción y
utilización doméstica para generar electricidad de petróleo y, sobre todo, gas
que reduce en mayor medida las emisiones de contaminantes. Este método ha permitido abaratar notablemente los costes
energéticos y amenaza con desbancar los esfuerzos y recursos dedicados a la
inversiones en energías limpias como la solar o la eólica. Solo en 2012, la producción de electricidad originada por
gas natural creció diez veces más que la que tenía como origen el viento, de
acuerdo a datos oficiales de EE.UU.
En la actualidad hay proyectos eólicos en construcción en
más de 30 estados en todo el país. Las autoridades están trabajando además en el desarrollo de
tecnología para la producción de energía eólica costas afuera, que ya se ha
iniciado de manera experimental en la costa este; y que este mes inició el primer
proyecto en la costa oeste, en Oregón. El ambicioso objetivo marcado por Washington es conseguir
que para 2030 el 20 % de la electricidad en EE.UU tenga como origen la fuerza
del viento, y el 4 % de ella provenga de plantas eólicas costas afuera.